Juri Mutou es una chica que proviene de una familia adinerada, es una talentosa pianista que tiene una pésima relación con su madre, de pequeña fue violada por su profesor de piano, su padre murió cuando ella era muy pequeña y no parece tener motivos para seguir viviendo.
Yuu es un joven condenado a muerte, que espera con ansia su ejecución que ha sido retrasada en ocasiones anteriores, también ha intentado suicidarse. Un día comienza a recibir visitas de una monja, visitas que no le agradan pues Yuu creé que todo el mundo es hipócrita y que solo le visitan para considerarse mejores personas y sentirse bien.
En la última estancia de Juri en el hospital, tras su último intento de suicidio, recibe la visita de su tía Mónica, una monja cuya misión es visitar y escribir cartas a presos condenados a muerte. Ella le habla de Yuu, un joven condenado a muerte por arrebatar tres vidas: la de una niña pequeña, la de su madre y la de otro señor. Mónica le pide que la acompañe a visitar al chico. La convence diciéndole que le podría servir para bien hablar con él porque su vida tampoco ha sido un camino de rosas y en el pasado también optó por el suicidio.
La relación entre Juri y Yuu no inicia bien, ambos están hartos del mundo y desearían estar muertos antes que cualquier otra cosa, es entonces que gracias a un arranque de sinceridad de Juri, Yuu comienza a verla de un modo distinto. La amistad comienza a echar raíces a partir de ese momento, y los días de visita son largamente esperados hasta que son alcanzados por la realidad.
Suena a una historia predecible y hasta repetitiva, pero la manera en que está contada es conmovedora, un manga duro, cruel y amargo a más no poder. Con un dibujo bastante aceptable, un sólo tomo, fluido y para recordar.
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